Las dos caras de un traspaso

Nadie apostaba porque los Kings permaneciesen en Sacramento esta temporada, pero tras una tumultuosa salida por parte de los Maloof, parecía que en la capital de Sacramento anhelaban tranquilidad, y sobre todas las cosas, dejar atrás el triste -e incluso injusto- final que propiciaron los propietarios de su época más dorada.

Para ello buscaron una identidad en lo deportivo echando el lazo a uno de los asistentes más cotizados de la liga como lo era Mike Malone, y al mismo tiempo, entregaron a DeMarcus Cousins las llaves de la franquicia.

Y dada la personalidad de Cousins y el perfil de los integrantes de la plantilla, decidieron buscar acomodo a Tyreke Evans trayendo a un jugador como Greivis Vasquez que llegaba de los Hornets habiendo terminado la temporada 12/13 como tercer máximo asistente de la competición. La señal parecía clara, dejar a un lado las individualidades y buscar perfiles más de equipo, sobre todo en la creación del juego, donde ni Jimmer Fredette ni Isaiah Thomas convencían como generadores.

El equipo resultante parecía no ser lo suficientemente bueno como para acercarse a los PlayOffs, pero al mismo tiempo tampoco tan malo como para estar en el pozo de la clasificación. Solo que ese parecer falló, y nuevamente la falta de química lastraba las aspiraciones de los Kings. No obstante, si hay un año en el que acumular un número excesivo de derrotas no está mal visto, es precisamente éste, ya que por todos es conocida la cantidad de talento que desembarcará en la NBA en el primer draft con Adam Silver como maestro principal de ceremonias.

Entonces, ¿por qué traspasar por Rudy Gay y sobre todo dar jugadores útiles como el propio Vasquez o Patrick Patterson?

Salarialmente los Kings estaban muy comprometidos y no iban a tener margen de maniobra, por lo que decidieron realizar una mejora en el talento disponible, y ahí se les apareció la carta de Rudy Gay. Con un físico perfecto para practicar este deporte, capacidad para anotar desde cualquier punto de pista pero con una lectura del juego que puede frustrar a cualquiera ante la incapacidad de plasmar el baloncesto que todos intuimos tiene dentro.

Por lo que una pregunta de difícil respuesta aparece ante nosotros, ¿qué mejora presenta Gay sobre Tyreke Evans? Simple y llanamente que su contrato como mucho se prolongará un año más. Será agente libre este verano si renuncia a los $19,317,326M que se podrá embolsar la siguiente temporada, pero las últimas informaciones reflejan que existen ‘general managers’ que no le darían mucho más allá de la ‘mid level exception’ por lo que se puede aventurar que el mercado para Gay es limitado y sería fácil verle activar ésa opción y seguir en Sacramento posponiendo un año más las aspiraciones de los Kings de entrar al juego de la agencia libre. Si finalmente decidiese renunciar, Pete D'Alessandro tendrá cerca de $14M para jugar a expensas de una hipoteca renovación de Thomas siembre y cuando renuncie a los derechos sobre el propio Gay.

Sin embargo, siempre que se habla de agencia libre, es inevitable relaciones los dólares disponibles con el lugar en el que los jugadores deberán desarrollar su baloncesto, y Sacramento no es de los lugares más atractivos y tampoco parecen tener la paciencia necesaria. Como conclusión, han condicionado la carta del draft mejorando, pero no lo suficiente como para llegar a algún lugar, a la vez que mantienen las mismas perspectivas de gasto que ya tenían antes.

La otra cara de la moneda son los Raptors, que determinaron rápidamente que Rudy Gay no iba a funcionar en Toronto y subsanaron uno de los últimos ‘regalos’ que Colangelo le dejó a Masai Ujiri. Primero fue Andrea Bargnani, ahora Rudy Gay, y no sería raro que Lowry o DeRozan fuesen los siguientes en la limpia que está realizando el vigente ‘general manager’ del año.

Múltiples veces se ha escuchado desde Toronto que solo Jonas Valanciunas es intocable, y dada esa premisa es probable que Dwane Casey si quiere conservar su posición como ‘head coach’ de los Raptors deba realizar lo que ordena en los primeros cuartos, buscar al lituano en la pintura, aunque ello suponga esta temporada perder partidos.

En todo caso, para Toronto sería todo un sueño unir su camino con el de la joven estrella canadiense Andrew Wiggins, y por ahí van los tiros. En pleno proceso de auto-destrucción, los Raptors van a ganar más papeletas de cara al profundo draft que se nos avecina, y aunque la lotería es siempre caprichosa y no sonríe a todos por igual, Ujiri no deja nada al azar y tras este movimiento también ha conseguido margen salarial al llegar a Canadá tan solo $7M garantizados para la próxima temporada.  También cabe destacar que Vasquez y Patterson serán agentes libres restringidos, en los que será la franquicia quien tenga toda la fuerza negociadora y que dudo tuviese dificultades buscando algún traspaso con ellos.

 Nuevamente, hablando de mercado, Toronto no es atractivo, pero no hay que perder de vista que el dinero bien administrado puede desembocar en situaciones como la de Indiana o Houston.

Por tanto, un solo traspaso, pero dos caras bien diferenciadas, porque parece, los Raptors se han llevado la mejor parte, ¿o no?